Limpieza y salud de la piel
Seguramente no hay ni habrá producto cosmético que, por maravilloso que sea logre un efecto deseado si lo aplicamos sobre una piel sucia.
Sobre nuestra piel, se acumulan las llamadas grasas natura, sin mencionar además del maquillaje, el efecto del sudor, el polvo, las partículas producidas por la combustión vehícular, el humo de cigarrillo y las bacterias. Para eliminar todas estas verdaderas impurezas, resulta prioritaria una "limpieza profunda".
La higiene facial es necesaria porque la piel de nuestro cuerpo "está a la vista", está expuesta y todo aquello que a ella le ocurre, nos acompleja o nos gratifica.
Todos sabemos que una piel deteriorada da una sensación de desprolijidad, provoca sufrimiento y actúa decididamente sobre nuestra actitud frente a la vida.
La higiene facial debe hacerse además en forma periódica (profesional) y con productos adecuados.
Las pieles manchadas, ásperas al tacto, rugosas o simplemente la piel gruesa por abuso del sol o envejecida, son en esencia, estados que requieren previamente de un peeling suave y progresivo para afinar la piel, aclararla, suavizándola mediante el agregado de masajes suaves con productos orientados a la estimulación de la circulación.
De este modo, la piel convenientemente limpia e hidratada, se verá beneficiada por una verdadera humectación desde el interior mismo de los tejidos.
|